jueves, 20 de mayo de 2010

Red Toryism



Phillip Blond es el filósofo de cabecera de David Cameron. Es el «padre» de la «tercera vía» del líder conservador británico, como el sociólogo Antony Giddens lo fue del intento centrista de Tony Blair. Desde el influyente think tank que dirige, ResPublica, ha elaborado las lineas esenciales británicas del movimiento canadiense «Red Toryism», conservadurismo que cree en la familia y en las relaciones humanas, que tiene una visión social y que produce una economía transformadora que mejora el bienestar de la mitad inferior de la sociedad, cuyos perfiles aprecen publicados en su libro "Red Tory".

Filósofo con formación teológica, Blond, que tambien se reconoce influido por pensadores del libre mercado, como Hayek y Polanyi, es promotor del comunitarismo cristiano expuesto por la ortodoxia radical, un movimiento que dentro del anglicanismo hace la misma apuesta que la doctrina social católica. Quizás una nueva democracia cristiana.

Tras la victoria de Cameron, sus postulados están siendo objeto de comentarios por parte de influyentes sectores del conservadurismo español. Valga como muestra el artículo publicado en la prensa de hoy.

martes, 18 de mayo de 2010

LA ORATORIA POLÍTICA ESTADOUNIDENSE


Es hora de afirmar un hecho incontestable: la gran calidad de la oratoria política estadounidense, a cuya altura sólo se acerca la francesa y la británica. En España, por desgracia, hace ya mucho tiempo que el discurso político y de los políticos se convirtió en casi un remedo del periodístico (las razones que el explican el origen de este empobrecido panorama patrio conviene dejarlas para otro día).

En principio parecería sorprender que en un país eminentemente práctico como es la Federación estadounidense la retórica política brille por su lirismo (sólo comparable al francés), su emotividad y, en definitiva, su belleza. Incluso si hiciéramos nuestra la opinión de determinados sectores que reservan lo bello, lo artístico al Viejo Continente, el terreno que nos ocupa sería una destacada excepción. Es más, el lenguaje político estadounidense reúne además una característica a priori difícil de conjugar con las señaladas y de enorme valor: su cercanía al pueblo, su capacidad de conectar con el mismo, nota de la que carecen otros discursos como, por ejemplo, el galo.

Qué duda cabe que son los Presidentes de Estados Unidos los exponentes más ilustrativos de los caracteres señalados. Desde el mismo nacimiento de la República americana la oratoria política estadounidense ha estado marcada por los mismos. El propio Washington -militar profesional no precisamente llamado en principio a ello- poseía un marcado dominio de los resortes comunicativos con la nueva Nación. Ese dominio es aún más destacado en dos delegados de la Convención de Filadelfia que se convertirían en segundo y tercer presidentes: John Adams y Thomas Jefferson. El lenguaje del primero es una de una pulcritud, de un rigor y exactitud exquisitos. Por lo que respecta a Jefferson, es quizás junto a Lincoln el más grande orador de la Historia americana, mereciendo un lugar destacado en la universal. Jefferson fue, no en vano, un profundo admirador y conocedor de la República romana, en la que siempre procuró inspirarse, imprimiendo ya desde el principio un sello que siempre acompañaría a la Joven Nación. Efectivamente, muchas cosas recuerdan en el sistema político estadounidense a la vieja res publica patricia (se ha llegado a señalar a los dos Kennedy como réplicas de los Graco, cuyo final sería coincidente), y una de ellas es sin duda, la oratoria política.

El siguiente jalón destacable es el refundador de la democracia americana: el Presidente Andrew Jackson. Es él quien establece ya para siempre ese especial vínculo del Presidente con su pueblo, característico de la magistratura estadounidense, con independencia de quien la ocupe, y que permite al Presidente apelar directamente al pueblo en las circunstancias más difíciles en Capitol Hill. Lincoln es sin duda alguna la cumbre de esta catena aurea. El presidente republicano condensa en su breve vida, de manera ciertamente sorprendente, todo lo que ha sido y es la historia de Estados Unidos. No hay político de la Edad Contemporánea –quizás sólo Churchill- que pueda comparársele en belleza expresiva. Los debates con su coterráneo Douglas, primero por el escaño en el Senado y más tarde por la Presidencia, son de un interés extraordinario, pues evidencian una profunda capacidad de análisis de una realidad que se acerca inexorablemente a la tragedia. Una vez ocupada la Avenida de Pennsilvania, el joven abogado alcanza la perfección oratoria, no sólo en discursos por todos conocidos, sino también en documentos oficiales y en cartas privadas. Es el de Lincoln un discurso dramático, acorde con las circunstancias, histórico, en el pleno sentido la palabra, y también, en muchos aspectos, melancólico, trasluciendo sutilmente la compleja e introvertida personalidad del presidente paradójicamente más popular de la Unión.

El verbo de Teddy Roosevelt evoca a todas luces la Presidencia imperial inaugurada por su predecesor, el malogrado Mackinley. Es el primer Roosevelt un personaje de esos que produce de tanto en tanto la Historia: ególatra exacerbado, histriónico en grado sumo, destaca sin embargo –o precisamente por ello- por su firme determinación, su convencimiento del acierto propio al obrar lo correcto, en una misión providencial a la que se siente abocado. Teddy comprende mejor que nadie el comienzo de una nueva era y el fin de otra y guía a su país por esa transición de manera admirable. Frente a su faceta pública, encontramos una intensa vida interior plasmada en su correspondencia privada, de una belleza casi sorprendente. El segundo Roosevelt destaca por su capacidad de conexión con el pueblo. Desde las charlas desde la chimenea ya nada volverá a ser igual en la vida política norteamericana. Incisivo, sardónico, mordaz son notas evocadas frecuentemente para describir el verbo de FDR. Con todo, pronuncia discursos memorables, en donde ante la enormidad de los retos planteados sabe elevarse muy por encima de los vericuetos tácticos del momento por los que el político neoyorkino supo transitar como nadie y que bien podrían acreditarle como el Presidente más “hábil” de la historia americana. Es hasta cierto punto sorprendente la capacidad de un Presidente que representaba como pocos los caracteres e intereses de la élite de la Costa Este para conectar y expresar de manera formidable las inquietudes y anhelos de la gran masa obrera cuyas perspectivas vitales se habían ensombrecido –cuando no apagado- tras la tarde del 29 de octubre de 1929.

Quizás alguien pudiera criticar que en este recorrido por los diamantes oratorios presidenciales se incluya al sucesor de Roosevelt. Ciertamente Harry S. Truman carece de lo que pudiera denominarse “glamour presidencial”; sin embargo las circunstancias históricas en las que desempeñó la suprema magistratura del país y el absoluto acierto en el análisis de los mismas por parte del político de Kansas City merecen que dediquemos algunas líneas a su discurso. Truman es uno de los Presidentes más americanos de los dos siglos de existencia de la ciudad en la colina (como posteriormente lo serían Clinton y George W. Bush) y ello se traduce en su discurso. Los discursos de Truman exponen como pocos los mecanismos mentales del estadounidense medio, y no sólo por su peculiar entonación sureña. Su sagacidad para comprender el escenario internacional cambiante, combinado con lo acabado de señalar, es algo que todavía deja mudos a muchos analistas europeos para quienes llaneza y espontaneidad son rasgos contradictorios con sutileza e incluso con inteligencia. Por ello Truman es seguramente el más fiel exponente del éxito americano, inexplicable aún hoy en día para las pretendidas élites intelectuales.

Mucho se ha escrito sobre la oratoria del trigésimo Presidente estadounidense. Las frases que condensan “La Nueva Frontera” figuran sin duda entre las más bellas de las pronunciadas por estadista alguno. Sin embargo, bien puede decirse que la oratoria kennedyana ha muerto de éxito. Así, el verbo del JFK ha pasado a integrar el bagage de la denominada cultura pop, lo que ha terminado por degradar su correcta comprensión e interpretación. Este hecho ha conducido a una cierta banalización del discurso del bostoniano, y, especialmente, a su descontextualización. La oratoria del presidente malogrado en Dallas es una oratoria dramática, trágica, anticipatoria del acto final de su vida, dura como la vida misma, rasgos que alzaprimaría el discurso de su hermano Bobby a partir de 1965.

Se ha señalado que el 8 de agosto de 1974 el pueblo americano despertó finalmente de su inocencia; también –bien puede afirmarse- “perdió” a uno de los más grandes oradores que han ocupado la Casa Blanca. Richard Milhous Nixon es hoy una figura redescubierta –incluso por un sector de demócratas- y uno de los puntos en los que existe consenso en esa “revisitación” es en la brillantez de sus discursos. Amén de su “prestige” personal lo cierto es que el presidente californiano tuvo un conjunto de “speechwritters” o “ghosts” ciertamente descollante: Saphire (recientemente fallecido) o Buchanan se encuentran entre los más destacados. Como ningún Presidente norteamericano Nixon condensa en sus intervenciones todos los rasgos a los que nos hemos referido anteriormente: cercanía, lirismo, conciencia histórica, dramatismo… y todos ellos aparecen con un grado de brillantez inigualable. Su discurso de aceptación de la nominación republicana pronunciado en Miami en 1968 aún no ha sido superado. Ya Presidente, su intervención de noviembre de 1970 con los manifestantes antiguerra a las puertas de Washington suscitó una oleada de adhesiones en todo el país que posteriormente se vería refrendada dos años más tarde en la segunda mayor “landslide” electoral de la historia americana. Incluso un discurso más íntimo como el “Fairwell speech” de la Casa Blanca dirigido a sus inminentes excolaboradores la mañana del 9 de agosto de 1974 es de una belleza y un dramatismo sin par. Personalidad compleja, conocedor –y crítico, algo que a menudo se olvida- como pocos del “sistema”, Metternich de las relaciones internacionales (aunque su presidencia es seguramente la que ha sabido encontrar un mejor equilibrio entre política interna y exterior), sus discursos son la parte más rotunda e incontestable del legado nixoniano.

Sabido es que Ronald Reagan no pasará a la historia como un integrante de la “intelligentsia” presidencial. Sin embargo, debe figurar en este breve excurso dado que sus piezas oratorias reflejan su principal virtud política: la determinación, la voluntad de “prevalecer”, no por casualidad un verbo muy conjugado en el lenguaje político estadounidense. En ello y, en definitiva, en su caracterización como figura genial, tiene mucho en común con Teddy Roosevelt. El discurso reaganiano ofrece pocas concesiones, es directo, alejado de los estrechos cauces de lo políticamente correcto, y en extremo agónico.

Existe unanimidad en considerar a William Jefferson Clinton como uno de los presidentes con mayor inteligencia política de la singladura estadounidense. Bien puede ser descrito como un FDR “popular” debido a sus orígenes, trayectoria y mayor empatía con el demos, sin sombra alguna de elitismo. Su encanto personal está más allá de toda duda, incluso para sus detractores más acérrimos. Sus discursos políticos no destacan por su brillantez, sí por la habilidad para decir en cada momento lo acertado, lo tranquilizador, lo que se espera del líder de una gran Nación. Su gran olfato político transita por las piezas oratorias del estadista de Arkansas.

La Presidencia de George Walker Bush ha sido una de las más controvertidas de la historia reciente americana. Sin profundizar aquí en el contenido y especialmente en el resultado de su acción presidencial, cuya correcta valoración en cualquier caso será dictada por Clío cuando pasen algunos años, un dato que no debería ser objeto de controversia es la elevada calidad de sus discursos. Carente de la elocuencia de los grandes oradores, lo cierto es que los discursos de Bush 43 ofrecen en muchos aspectos lo mejor de la tradición retórica americana. Cualquier discurso del presidente tejano, por pequeña que fuera su trascendencia medíatico-política, contiene pasajes cargados de emotividad y apelaciones a la historia americana –especialmente en los discursos dirigidos a los miembros de las Fuerzas Armadas. Su capacidad para conectar con el americano medio es también uno de sus rasgos más destacados, especialmente en temas de política interna, mientras que en política exterior la oratoria de Bush es una simbiosis entre el discurso de Reagan y el de Truman, con ciertos ecos wilsonianos. Containment más conservadurismo compasivo, combinación singularísima y valiente en la política exterior americana, lo que provocó, por otra parte, la crítica corrosiva de los representantes de la tradicional realpolitik en el Departamento de Estado.

Mucho se ha escrito sobre el virtuosismo oratorio de Barak Obama. Ciertamente, el cuadragésimo cuarto mandatario de la Unión domina la técnica oratoria como pocos, siendo un ejemplo destacado de la importancia que en los países anglosajones se otorga desde la educación más temprana a esta cuestión. Pero hay que matizar que la excelencia alcanzada por el político de Chicago aparece referida más al ámbito de la forma, de la puesta en escena, que en relación al contenido de sus discursos –sin menospreciar esto último. La “mise en escene” obamiana es verdaderamente magistral: discursos en mangas de camisa, bajo la lluvia, question time ante senadores y congresistas republicanos… son elocuentes al respecto. La influencia de los debates oratorios universitarios y también de las Sunday Schools estadounidenses es evidente en los logros alcanzados. Por el contrario, como se ha señalado, el fondo de su discurso no está en muchas ocasiones acorde con la brillantez formal: la Nueva Frontera dista mucho de ser alcanzada.

Hasta aquí este breve excurso por los jalones más destacados de la oratoria presidencial. La oratoria política estadounidense tiene también otras plasmaciones sobresalientes más allá de la Avenida de Pennsylvania: Capitol Hill ha dado y da excelentes oradores (Grenwich, Dole, Moyheham), pero también West Point (McArthur como ejemplo más peraltado, pudiendo citarse además al propio Eisenhower) y Hollywood, en cuyos metrajes se contienen muchos de los mejores discursos políticos de la singladura americana (baste a título de ejemplo “Mr. Smith goes to Washington”, de Frank Kapra, pero cualquier película que aborde el tema político contiene grandes discursos).

Como señalamos al comienzo de estas reflexiones, la situación descrita contrasta sobremanera con el panorama europeo y, especialmente, con el español. No se descubre nada si se afirma que el discurso político español en la actualidad es de una pobreza desoladora: ni una sola apelación a nuestro pasado más valioso, ni una sola concesión a la conexión emocional con el demos, ni el más mínimo ápice de valentía, nula capacidad de suscitar ilusión en un futuro común… Si como señalara un gran pensador América es la utopía de Europa, y, por ende, de España, en el capítulo que nos ocupa ello es más cierto que nunca

lunes, 10 de mayo de 2010

One more heave

Entre la melee de comentarios y especulaciones de estos dias destaca el artículo del profesor Vernon Bogdanor en el Sunday Telegraph. Comenzaba recordándonos que el término "hung parliament " se deriva, por analogía, de "hung jury ". Cuando un jurado no es capaz de alcanzar un veredicto, el juez cesa a sus miembros y ordena la composición de uno nuevo. Del mismo modo, este parlamento sin mayoría es probable que resulte inviable, y pronto tenga que ser disuelto para que el electorado británico pueda elegir otro que otorgue la mayoría.

Tambien nos recordaba el que fue tutor de Cameron en Oxford, citando la famosa frase de Disraeli "England does not love coalitions", que los conservadores y liberales demócratas son extraños compañeros de cama.

Aunque Clegg podría ceder en materias como inmigración, Europa y defensa (Trident incluido), la representación proporcional es el Santo Grial para los liberales. La han defendido desde 1922, cuando por primera vez fueron derrotados por los laboristas. Esta elección les ha dado menos de un 10% de los escaños por casi el 25% de los votos, demostrándose que con el sistema mayoritario están destinados a seguir siendo una minoría permanente en la política británica. Y volverán a plantear ahora la reforma electoral. El ala mas conservadora de los tories ya le ha dicho a Cameron que no está dispuesta a hacer concesiones en esta materia. Pero los laboristas ya apoyaron en la anterior legislatura la celebración de un referendum al respecto por lo que estarían dispuestos a reeditar la coalición Lib-Lab de 1974, ahora con el apoyo de los nacionalistas, lo cual garantizaría una moción de confianza a favor de Brown, que aunque amaga con dimitir para calmar a Clegg, su propósito es continuar.

La salida a esta encrucijada, es cuestión de meses, en que el Sr. Cameron pida a los votantes que le den una mayoría para llevar a cabo su programa,

Los analistas del CLC ya han hecho los cálculos. Los conservadores consiguieron 10.706.647 votos (36.1%) y estuvieron muy cerca de la mayoría absoluta: sólo 16.000 votos distribuidos en 19 constituencies que perdieron por muy poco, como Hamstead (42 votos) o Bolton West (92).

Con un pequeño empujón conseguirán la mayoría.

Termina el profesor Bogdanor contándonos el precedente de las elecciones de 1950 en que Attlee conservó la mayoría por sólo 6 escaños. Churchill consiguió forzar nuevas elecciones y, arrinconando a los liberales con el slogan “one more heave”, alcanzó la victoria en 1951.

Lo conseguirá Cameron?

jueves, 6 de mayo de 2010

Privy Council

Una de las cosas más admirables del Reino Unido es cómo se evoluciona sin romper con las tradiciones. El pueblo británico elegirá hoy un nuevo Parlamento y por medio de él un nuevo Gobierno. Pero sigue siendo el Privy Council, que está de capa caída desde el XVII, el que se reunirá en Westminster el 18 de mayo y apruebe el nuevo Gobierno. La Reina ha enviado ya a todos los miembros del Privy Council la conminatoria convocatoria, en un inglés arcaico y sin un solo signo de puntuación. El texto es éste:


Elizabeth the Second by the Grace of God of the United Kingdom of Great britain and Northern Ireland and of Our other Realms and Territories Queen Head of the Commonwealth Defender of the Faith To Our right trusty and well beloved Counsellor [aquí el nombre] Chevalier Greeting WHEREAS by the advice and assent of Our Councilfor certain ardous and urgent affairs concerning Us the state and defence of Our United Kingdom and the Church We have ordered a certain Parliament to be holden at our city of Westminster an the eighteenth day of May next ensuring and there to treat and have conference with the Prelates Great Men Great Women and Peers of Our Realm We strictly enjoining COMMAND you upon the faith and allegiance by which you are bound to Us that the weightiness of the said affairs and imminent perils considered (waiving all excuses) you be at the said day and place personally present with Us and with the said Prelates Great Men Great Women and Peers to treat and give your counsel upon the affairs aforesaid And this as you regard Us and Our honour and the safety and defence of the said Kingdom and Church and dispatch of the said affairs in nowise do you omit WITNESS Ourself at Westminster the twelfth day of April in the fifty-ninth year or Our Reign

summonsok.jpg

Del que una traducción libre puede ser:

Isabel Segunda por la Gracia de Dios del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de Nuestros otros Reinos y territorios Reina Cabeza de la Comonwealth Defensora de la Fe A nuestro seguro y amado Consejero [aquí su nombre] Siendo que por consejo y con el asentimiento de Nuestro Consejo para ciertos arduos y urgentes asuntos que conciernen a Nos el estado y la defensa de Nuestro Reino Unido y la Iglesia Hemos ordenado que cierto Parlamento se reuna en Nuestra Ciudad de Westminster en el décimo octavo día del próximo Mayo y allí tratar y conferenciar con los Prelados Grandes Hombres Grandes Mujeres y Pares de Nuestro Reino Nos firmemente ORDENAMOS a vos que por la fe y lealtad por la que estáis atado a Nos que la gravedad de los mentados asuntos e inminentes peligros considerados (sin que valga excusa alguna) vos estéis en el citado día y hora personalmente presente con Nos y con los mentados Prelados Grandes Hombres Grandes Mujeres y Pares para tratar y dar vuestro consejo sobre los asuntos antes mentados Y esto mientras contempláis a Nos y Nuestro honor y la seguridad y defensa del mentado Reino e Iglesia y despacho de los dichos asuntos que de ninguna manera podéis omitir testimoniaros a Nos en Westminster el duodécimo día de abril del quinquagésimo noveno años de Nuestro reinado

miércoles, 5 de mayo de 2010

MAS SONDEOS


En las horas finales de la campaña Cameron busca desesperadamente arañar los votos que le faltan para la mayoría absoluta. El sondeo de hoy en The Daily Telegraph en el que se analizan las marginal constituencies indica que la tendencia es extremadamente favorable para los conservadores, pero todavía estarían a falta de 14 escaños para lograr la mayoría absoluta.

La media de las encuestas de UK Polling Report (cons 35%, lab 28% y lib-dem 27%) también registra un ligero retroceso de los liberal-demócratas, afectados por el voto útil reclamado por los laboristas para poder impedir la victoria de Cameron. Las dos encuestas publicadas hoy son la de ComRes (cons 37%, lab. 29%, lib-dem 26%) y YouGov (cons 35%, lab. 30%, lib-dem 24%).Así las cosas, las elecciones se presentan realmente reñidas.

Todo dependerá del algo más de centenar de escaños "marginales", que es en los que los contendientes se están empleando a fondo.


lunes, 3 de mayo de 2010

SONDEOS

Las encuestas publicadas vaticinan un frantic final de la campaña electoral.

Los sondeos sólo tienen valor como toma de temperatura. Indican tendencias. La foto fija de los últimos días no será el resultado del próximo jueves. Pero, por ahora, la mayoría de los electores, aunque lo rechazan, se inclinan por un hung parliament.

El último, elaborado por IPSOS MORI entre el viernes 30 de Abril y el 2 de Mayo, se refiere a las 190 "marginal constituencies" que los conservadores se han marcado como objetivo ya que la pérdida en 2005 fué por una diferencia de votos inferior al 10% . De ellos, 145 están ahora en manos de los laboristas y 41 en manos de los liberal-demócratas. Casi la mitad de esos escaños están a menos de un 5% de diferencia: 67 escaños laboristas, 18 liberales y tres de otros partidos. Según este sondeo, el swing en estos reñidos distritos supera el 7% respecto a 2005 a favor de los conservadores, lo que sugiere a los analistas que Cameron está muy cerca de conseguir la mayoría de 326 escaños.

Sin embargo, las complejidades del sistema británico deparan sorpresas.

Tomemos como referencia el sondeo de la empresa ICM para el Sunday Telegraph.

Respecto al que la misma empresa realizó el martes pasado, antes del último debate televisivo, indica que los conservadores ganan tres puntos y siguen primeros con el 36 por ciento de intención de voto. En cambio, los liberales de Nick Cleg pierden tres puntos y caen al 17 por ciento, lo que les coloca en tercer lugar por detrás de los laboristas que ganan un punto para quedar segundos con el 28 por ciento. Con esa gran ventaja conservadora se quedaría el partido de Cameron a 47 escaños de la mayoría absoluta y sólo 18 escaños por encima de los laboristas. Es un sistema endemoniado.

El sistema de distribución de las circunscripciones británicas, aunque dirigido por un comité independiente del Gobierno, favorece claramente a los laboristas como se demuestra por el hecho de que en 1992 John Major obtuvo la mayor votación popular de la historia y una mayoría parlamentaria de sólo 21 escaños. Cinco años más tarde, Tony Blair, con un respaldo popular muy inferior sacó 179 escaños de ventaja. Es decir ocho veces más escaños de diferencia.


Otro ejemplo. En las elecciones de 2005, ganadas por los laboristas dirigidos por Tony Blair, su mayoría absoluta fue de 66 escaños a pesar de lograr sólo 9.562.122 votos. Habría que remontarse a los tiempos en que el voto femenino estaba todavía prohibido para ver un respaldo popular tan escaso a un partido que logró una mayoría absoluta de escaños. O dicho de otra manera, nunca una proporción tan baja de electores ( sólo el 22% del censo) dió la victoria. La última vez que los conservadores ganaron lo hicieron con el respaldo de 14 millones de votante.

En las anteriores elecciones, Tony Blair logró mayoría absoluta con sólo una ventaja de tres puntos sobre los «tories»: 35,3% frente al 32,3% (los lib-dem lograron el 23%). «Ahora Cameron necesita una ventaja de unos seis puntos para lograr más escaños que Brown; con diez puntos tendría mayoría absoluta», explica Patrick Dunleavy, de la London School of Economics.

La conclusión evidente es que será muy dificil que cualquier partido pueda lograr una mayoría absoluta el próximo jueves con menos de diez millones de votos. Pero la realidad es que con la peculiaridades del sistema británico, eso podría ocurrir.

En todo caso hay algo evidente: Cada vez son más los británicos que creen que un hung parliament es malo para el Reino Unido. Y eso sólo puede perjudicar al que va tercero en los sondeos. Y ese es el liberal Nick Clegg. Veremos si acentúa la tendencia que nos muestran los sondeos.