Desde comienzos de este siglo, las formas y mecanismos para financiar los procesos electorales en Estados Unidos han sufrido importantes cambios como resultado del uso de la electrónica y de decisiones tomadas por la Comisión Electoral Federal y el Tribunal Supremo Federal, lo que ha facilitado incrementos sin precedentes en los costos de las campañas electorales.
Durante el siglo XX, hubo intentos y se aprobaron iniciativas legislativas y ejecutivas para regular las contribuciones personales y de corporaciones y entidades sociales para las campañas electorales a los distintos niveles. En 1976, después de siete décadas de intentos, se estableció por ley un programa que se denominó de fondos federales de equiparación (federal matching funds) por el cual los candidatos presidenciales recibirían, de cumplir con los requisitos exigidos y mediante un complicado y engorroso proceso, una igual proporción de dinero federal, comprometiéndose a limitar sus gastos de campaña a una cifra tope. También los partidos políticos nacionales recibirían ese tipo de fondos para las convenciones nacionales de nominación del candidato presidencial.
Un cuarto de siglo después, en el 2002, se enmendó la Ley de la Campaña Federal Electoral de 1971 mediante la Ley Bipartidista de Reforma de la Campaña, llamada también Ley McCain-Feingold, la cual se hizo efectiva el 6 de noviembre de ese año y cuyas estipulaciones comenzaron a tener fuerza legal el 1 de enero del 2003. La referida ley prohibía a las corporaciones y a los comités de acción políticas (conocidos por sus siglas PAC) emplear fondos para llevar a cabo la difusión de lo que se denominó “electioneering communications”.
Pero estas formulaciones y propósitos se convirtieron en letra muerta por decisiones del Tribunal Supremo e interpretaciones a esas decisiones emitidas por la Comisión Federal de Comunicaciones y otras recogidas en el Código de Impuestos de Ingresos Internos.
El 18 de septiembre del 2009, el Tribunal Federal de Apelaciones de Washington D.C. dictaminó que las organizaciones autorizadas a influir en los resultados electorales tenían el derecho de recaudar y gastar libremente siempre y cuando no coordinaran sus actividades con los candidatos o partidos. Posteriormente, en enero del 2010, en la decisión conocida como "Citizens United versus Federal Electoral Commission", el Tribunal Supremo Federal dictaminó que no se podía impedir que corporaciones y sindicatos de trabajadores gasten dinero para apoyar o denunciar a candidatos individuales en las elecciones, siempre y cuando el dinero se gaste independientemente de los candidatos o equipos de campaña. Por último, en julio del 2010, el mismo Tribunal Supremo en el caso "Speechnow.org versus Federal Electoral Commission" dictaminó que se podían crear grupos independientes, ahora conocidos como "Super Pac", a fin de recaudar dinero de personas, asociaciones, sindicatos y corporaciones solo para gastarlo en influir en las elecciones.
Todas estas decisiones del Tribunal Supremo fueron aceptadas por la Comisión Electoral Federal y el Servicio de Ingresos Internos, legalizaron la actividad de las llamadas organizaciones 501—ligas cívicas, organizaciones de asistencia social y asociaciones locales de empleados—; las organizaciones 527, creadas para influir la selección, nominación, elección y designación o derrota de candidatos a cargos públicos, sin restricciones en cuanto al monto a recaudar, ni en los donantes, ni en el límite de gastos. Los números y siglas con que se identifican genéricamente estas organizaciones se refieren a las secciones del Código de Impuestos que les concede ser exentas de impuestos. Añádase a estos mecanismos de recaudación y gastos electorales los SuperPac ya mencionados y los existentes Political Action Committees (PAC), que en este último caso sí tiene límites en las cantidades a recaudar y están obligados a dar a conocer las cantidades recaudadas y la identidad de los donantes.
Pero en realidad quienes dirigen los grandes Super PACs son recientes colaboradores de los propios candidatos o personas próximas a ellos, de forma que conocen exactamente la estrategia a seguir y saben la oportunidad de determinadas campañas de anuncios. Los principales Super PACs en este comienzo de campaña son Restore Our Future (Romney), Winning Our Future (Gingrich), Endorse Liberty (Ron Paul) y Make Us Great Again (Perry)
De los anuncios en contra de Newt Gingrich desde el entorno de Mitt Romney, a los lanzados por el bando de Gingrich como revancha contra Romney, sin olvidar tampoco los igualmente emitidos en televisión por seguidores de Rick Perry contra Romney y Gingrich. La campaña de las primarias republicanas está siendo la puesta de largo de los Super PACs, grupos que hacen el trabajo sucio de los candidatos y que pueden tirar la piedra sin tener que esconder la mano porque legalmente son independientes, además de estar bien muy financiados.
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