
35 años después se mantiene un misterio de unos 18 minutos de duración.
Se trata del contenido de la grabación borrada «accidentalmente» por Rose Mary Woods al responder a una llamada de teléfono mientras transcribía a marchas forzadas las conversaciones requeridas por el juez federal John Sirica. Se supone que la cinta dañada contiene un intercambio de confidencias entre Nixon y Haldeman durante una conversación mantenida el 20 de junio de 1972, justo tres días después de la infiltración nocturna en la sede del Partido Demócrata situada en el complejo de edificios «Watergate» de la capital federal.
Por las fechas, los investigadores parlamentarios y judiciales siempre creyeron que esos desaparecidos 18 minutos y medio podían responder a la cuestión de qué sabía exactamente Nixon y cuándo.
Con más interés histórico que penal, ya que la mayoría de los protagonistas de Watergate han pasado a mejor vida, los Archivos Nacionales de Estados Unidos han decidido organizar un nuevo y definitivo intento para desvelar este contumaz secreto. Hasta el punto de organizar un equipo especial de investigadores, al estilo de la epidemia de series policíacas de televisión CSI.
Ante los resultados negativos de múltiples intentos digitales para reconstruir la grabación borrada, la pesquisa se está concentrando en un par de páginas de notas que el cuidadoso Haldeman tomó con bolígrafo durante su conversación con Nixon. Textos que junto a las grabaciones son conservadas en una cámara acorazada y climatizada. Entre la anunciada batería de sofisticadas pruebas figura un test electrostático para determinar la existencia y posible contenido de hojas arrancadas. La investigación, iniciada por la parte audible de la cinta número 342, está encabezada por especialistas de la Biblioteca del Congreso y expertos documentalistas del CLC.
En la interesantísima página web www.nixonlibrary.gov , un verdadero museo on line, existe la posibilidad de acceder al cuaderno de notas de Haldeman, escuchar las cintas y obtener transcripciones.
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