El prometido referéndum sobre el sistema electoral británico, principal exigencia de los liberales para entrar en el Gobierno de coalición de David Cameron, se celebrará el 5 de mayo.
La consulta, que coincidiría con las elecciones autonómicas de Escocia y Gales y las municipales en parte de Inglaterra, será sobre la adopción del sistema conocido como “alternative vote”. Es la menos osada de las posibles variantes que introducirían algunos elementos de mayor proporcionalidad, pero es la única que los “tories” aceptaron someter a referéndum, aunque promoverán el voto en contra.
La prontitud con que se llevará a cabo, sólo un año después de las elecciones generales que desalojaron a los laboristas del poder, supone un triunfo para Clegg, que comienza a estar cuestionado por algunos militantes debido a la aceptación de diversas medidas económicas extremas impuestas por los conservadores, especialmente el aumento del IVA. La confrontación en la campaña, además, serviría a los liberales para volver a remarcar el perfil propio que se ha ido diluyendo con el Gobierno de coalición.
No obstante, el enfrentamiento de los dos partidos gubernamentales durante la campaña puede generar divisiones que luego dificulten la vida en común, y la continuidad del propio Ejecutivo puede quedar en cuestión en el caso de que en el referéndum gane el “no”, pues entonces se habría esfumado la principal razón del riesgo político asumido por Clegg en su pacto con Cameron. Seguirían existiendo los motivos económicos de salvación nacional, pero puestas las bases de la recuperación económica unas nuevas elecciones ya no serían tan graves.
Los liberales confían en ganar la consulta, en la que se pueden ver favorecidos al coincidir con otros procesos electorales en los que suelen un buen porcentaje de votos. Pero el resultado no estará tan claro, dado que los laboristas, que en su día prometieron ese referéndum a los liberales si aceptaban formar Gobierno con ellos, ahora dicen que dejará libertad de voto a sus seguidores.
El precio exigido por Cameron para dejar que el país se pronuncie al respecto es que se modifiquen las fronteras de diversas circunscripciones para hacerlas más homogenas, algo que sería más justo con los conservadores y perjudicaría a los laboristas.
En las últimas elecciones, con el sistema mayoritario, los liberales lograron el 23% de los votos, pero sólo el 8,7% de los escaños. Esa desventaja se corregiría algo con el “voto alternativo”. En este sistema, el electorado puede votar varios nombres, puestos en orden de preferencia. Si ningún candidato supera la mitad de los votos con la primera preferencia, entonces los votos de segunda preferencia del candidato con menos votos de primera preferencia son repartidos entre los demás, y así en sucesivos recuentos hasta que alguien queda por encima del 50%.
El partido conservador, que este fin de semana celebran su Spring Forum en Cardiff, ha iniciado una activa campaña por el "no" con unos llamativos anuncios (como el de arriba) y movilizando a todos sus principales lideres, incluyendo al propio Cameron o al alcalde de Londres, Boris Johnson que ha publicado un elocuente manifiesto.
y la postura oficial del CLC al respecto?, me temo que esto necesita de una reunión oficial en Edimburgo para esclarecer el tema.
ResponderEliminarDesde sus propias filas advierten a Cameron que ande con cuidado porque un resultado negativo en el referendum puede costarle la cabeza. Leer el artículo que Paul Goodman, ex MP y Executive Editor de ConservativeHome, ha publicado sobre el tema en http://www.telegraph.co.uk/news/politics/david-cameron/8360415/If-David-Camerons-not-careful-he-could-become-the-next-lost-Tory-leader.html
ResponderEliminarEs digno de estudio el hecho de convocar un referendum para la reforma electoral y pedir el voto en contra sobre el mismo.
ResponderEliminarCuando se habla de posibles efectos electorales de la reforma del sistema electoral,no tiene sentido comparar el sistema uninominal británico con el sistema español. No se puede decir "tal partido conseguiría tantos escaños más",puesto que ahí,y en cualquier democracia,el escaño no pertenece al partido sino al diputado de distrito,y éste no se debe a su partido sino a los electores de su distrito.
ResponderEliminarPor otro lado,este referendum no es una competición de unos partidos contra otros. Que los conservadores propugnen el NO en la consulta,y aún así sean ellos los que la convoquen evidencia su actitud demócrata,ya sea por convicción o por puro compromiso con sus aliados gubernamentales.