sábado, 25 de junio de 2011

The day the music died




Clarence Clemons ha fallecido a los 69 años de edad como consecuencia del derrame cerebral sufrido días atrás.

Hoy es de esos dias para rememorar el verso que se repite en American Pie. Para su autor, Don McLean, éste fue el 3 de febrero de 1959, cuando los músicos Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper fallecieron al estrellarse la avioneta en que viajaban. No lo pudo escribir de manera más expresiva: “the day the music died”.

Hoy la música ha muerto para la banda de la calle E.

The Big Man no saldrá nunca más al escenario, ya ningún estadio enmudecerá emocionado al ver su gigantesca figura adelantarse unos pasos para interpretar solos en los que cada nota era derramada lentamente, como las lágrimas que al unísono corrían mejillas abajo por los rostros de quienes las escuchaban, como intensísimos y fugaces tragos de felicidad. En esos momentos mágicos, todos los sueños de miles de almas cabían en su saxo, tan brillante como él.

Hay una anécdota que habla de la capacidad de trabajo y del carácter pacífico y noble del gigante que se ha marchado. De muchos es sabido que trabajar con Springsteen puede llegar a ser desesperante, debido al afán perfeccionista del boss. Así ocurrió durante la grabación de Born to Run, que los músicos de la banda describen como un “infierno” porque no lograban encontrar los sonidos que únicamente Springsteen escuchaba en su cabeza.

Fueron largos meses de tensiones, de frustración y de maratonianas sesiones tocando en el estudio sin apenas comer ni dormir. Uno de los momentos más inspirados de ese disco y de toda la carrera de Clemons es el solo de saxo de Jungleland, unos minutos en los que si escuchas con atención puedes ver tu vida pasar delante de ti. Para grabar ese solo, Clarence soportó jornadas de 16 horas de pie ante el micrófono repitiéndolo una y otra vez, mientras Bruce le interrumpía constantemente, escrutando y corrigiendo cada nota que salía de su saxo.

Cualquiera con menos paciencia hubiera mandado al diablo a la canción y a su autor, por muy boss que fuera. Pero el bueno de Clemons superó la prueba, obedeció con humildad las órdenes de su jefe y registró para la historia un solo legendario que permanecerá eternamente grabado en el corazón musical de millones de seguidores. Pasados los años, Clarence Clemons lo resumía sin darse importancia: “Hice mi trabajo”.

Esta madrugada, Springsteen ha emitido un comunicado sobre la muerte de su compañero y amigo del alma. Empieza así: “Clarence vivió una vida maravillosa”. Debe ser increible contemplar el mundo subido a un escenario al lado del boss, y repartir noche tras noche felicidad encapsulada en notas de saxofón..

Mientras tanto, en New Jersey, el gobernador del estado, Chris Christie, ha ordenado que todas las banderas oficiales en el estado ondeen a media asta en homenaje al saxofonista. Christie ha declarado que Clarence “representó el alma y el espíritu de Nueva Jersey. Su asociación con Bruce Springsteen y el resto de la E Street Band dio gran orgullo a nuestro estado y alegría a todos los fans del alrededor del mundo”.

Gracias por todo y hasta siempre, Big Man


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