domingo, 31 de enero de 2010

SLIM TO WIN: LOS 28 HUEVOS DE M.THATCHER . (Por AD)


Perhaps this should read "The Leader of the Opposition's Diet", a pre-election spruce up in anticipation of a photographic onslaught when the campaign began. In MT's engagement diary for 1979 a "Mayo Clinic Diet" was found, annotated and ticked like a state paper, a pre-Atkins high protein diet in which grapefruit was the magic ingredient. She stopped using the diary once she went to No.10, so the diet almost certainly predates the premiership.


Research has shown that the name is misleading: the diet had no connection with the real Mayo Clinic, which issued disclaimers and writs to no effect for many years before deciding in late 2009 to produce one of its own, bearing no resemblance to the diet MT used ("Eat Well. Enjoy Life. Lose Weight").


Sharp-eyed reporters at the press preview of these documents calculated that MT may have been eating as many as 28 eggs a week, but probably for no longer than a fortnight.


MT in fact discussed the diet in an interview with the Sun on 13 March 1979. At that point she acknowledged weighing 9.5 stone (133 pounds) and was 5'5" tall. The Sun's reporter speculated on the political logic of it all: "After all, if a person can't control her weight, doesn't it occur to everybody that she may not be able to control other, more important things?"


The present Whitehall editor of the Sun was equally perceptive on this topic. A self-confessed dieting veteran, she saw immediately that the diet described in the interview differed from that in the diary. Accordingly there may have been two diets.

Mas información sobre este tema y, en general, sobre los archivos de M.T. en la excelente web de la Margaret Thatcher Foundation: www.margaretthatcher.org

viernes, 29 de enero de 2010

ALITO: "That's not true" (Por TI)


In response to the president's claim that the Supreme Court's decision last week will "open the floodgates for special interests - including foreign corporations - to spend without limit in our elections," Justice Alito appears to mouth the words, "that's not true."

http://www.youtube.com/watch#v=9jYLrxeaqTo&feature=related

¿ ES POSIBLE EXPULSAR A UN ESTADO DE LA UNION MONETARIA EUROPEA?. (Por AD)

El famoso Plan C que desde hace meses se viene discutiendo en el seno de Bruselas sobre el posible abandono o expulsión de países miembros de la zona euro se ha materializado en un documento oficial elaborado por el BCE. El estudio analiza desde un punto de vista jurídico la posible "secesión" de la UE y la Unión Monetaria, un asunto inconcebible hace apenas un año.

Sin embargo, los graves problemas fiscales por los que atraviesa Grecia, junto a España e Irlanda han obligado al organismo monetario que preside Jean Claude Trichet a pronunciarse de forma oficial sobre esta posibilidad. Así, el documento en cuestión, emitido en diciembre, examina los vericuetos jurídicos de la "secesión" voluntaria y "expulsión" obligada de países de la zona euro. (Leer mas... http://www.libertaddigital.com/economia/tichet-encarga-un-estudio-juridico-para-abordar-la-expulsion-de-paises-del-euro-1276381817/ )

miércoles, 27 de enero de 2010

Stay hungry, Stay foolish (Por TI)

Desde la tienda de Apple en Arlington (VA), coincidiendo con la presentación de su nuevo invento, nos envian este video con el discurso de Steve Jobs en la ceremonia de apertura del curso de 2005 dela Universidad de Stanford



viernes, 22 de enero de 2010

CAMBIO CLIMATICO ??

Cinco errores de bulto han sido descubiertos en un párrafo del informe que la mayor autoridad del mundo sobre el calentamiento global, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), publicó acerca del rápido deshielo de los glaciares en el Himilaya. El organismo, que depende la ONU, ha tenido que admitir que la desaparición de los glaciares no será, ni de cerca, tan rápida comos se había pronosticado en 2007. El IPCC ha pedido disculpas por su equivocación y ha prometido tener más cuidado en el futuro.
Según Graham Cogley, profesor de geografía en la Universidad de Trento, en Peterborough (Canadá), los errores son los siguientes:
-«Los glaciares del Himalaya retroceden más rápido que en cualquier otra parte del mundo»: En realidad se derriten al mismo ritmo que el resto, según los expertos.
-«Si la Tierra sigue calentándose, la probabilidad de que los glaciares desaparezcan en 2035, y tal vez antes, es un muy alta»: Probablemente, el estudio quiere decir 2350.
-«La superficie total de glaciares se reducirá de los actuales 500.000 kilómetros cuadrados a sólo 100.000 en el año 2035»: En la actualidad sólo hay 33.000 kilómetros cuadrados.
-Todo el párrafo se atribuye al World Wildlife Fund (WWF), cuando en realidad sólo una frase vino de este organismo para la protección de la naturaleza.
-«La tasa de reducción del glaciar Pindari es de 135,2 metros por año»: Es de 23,5 metros al año.

DIAGNOSTICO DE LA SALUD PRESIDENCIAL







«Boston Tea Party» es el nombre que recibe la más celebre revuelta popular que hubo en las Trece Colonias antes del estallido de la Guerra de la Independencia contra el gobierno del Rey Jorge III en 1775. Tuvo lugar el 16 de diciembre de 1773. Los colonos arrojaron al mar sacas de té como forma de manifestar su negativa a pagar impuestos a nadie más que a gobernantes elegidos. El pasado martes, en el Estado del que Boston es la capital, se produjo una nueva revuelta que puede haber pillado tan desprevenidas a las autoridades como aquella de hace 237 años, que encontró al primer ministro de Su Majestad, lord North, cazando lagunejas.

Ya hemos visto los primeros y pobres argumentos en defensa del presidente Obama y de su nula responsabilidad en el cataclismo electoral de Massachusetts. «La culpa es sólo de la candidata derrotada, Martha Coakley». La única ventaja de engañarse a uno mismo es que, a corto plazo, suele ser gratis y puede, incluso, consolar mucho. Porque lo que vimos en el primer aniversario de la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca fue una derrota del mensaje, no del mensajero. Obama asumió el poder en loor de multitudes planetarias y abstraído por ellas ha dejado que su proyecto de reforma sanitaria pasara de estar inspirado por el sector del partido afín a él mismo o a Bill Clinton, a quedar bajo la batuta de los herederos más radicales de George McGovern -el hombre al que Richard Nixon humilló en las presidenciales de 1972 derrotándolo por 520 votos electorales contra 17- o de Howard Dean, la izquierda de la izquierda del Partido Demócrata actual.

Que no haya lugar a dudas. La reforma sanitaria de Obama, en su actual redacción, está más muerta que viva. La mayoría vigente hasta el pasado martes era de 60-40 -contando en la mayoría el alma de difunto senador Kennedy. Con los 40 votos que el jefe de la minoría republicana ha logrado mantener compactos como una roca de mármol -algo poco usual- el Partido Republicano no podía bloquear la reforma en el Senado. El problema es que el ganador en Massachusetts el pasado martes, Scott Brown, hizo campaña diciendo que su voto sería el número 41. El que bloqueará la reforma. Y ese lema hizo que los votantes que se declaran independientes en Massachusetts, que son la mayoría, votaran abrumadoramente por Brown. Esos independientes huyen de las políticas radicales de uno u otro partido. Y en el caso que nos ocupa han visto cómo, con tal de sacar adelante la reforma, Obama cedía ante unos sectores de su partido que no estaban dispuestos al compromiso. Unos maximalistas que quieren tener patente de corso ideológica y que prefieren no lograr una reforma antes que lograr una reforma consensuada con la oposición -en la que, obviamente, habría que hacer concesiones. Brown nunca hubiera derrotado a Coakley si la votación del pasado martes no llega a ser sobre cuestiones de ámbito nacional de tanta trascendencia.

Hay políticos que escuchan la voz del pueblo cuando va a las urnas. Hay otros que antes de reflexionar un minuto ya han concluido que el pueblo se ha equivocado. Y hay otro tercer grupo que se anticipa al error que va a cometer el pueblo y estudia cómo ignorar su voz. En ese grupo está el Partido Demócrata del presente. El pasado fin de semana, horas antes de la votación que ha desatado la crisis, los jefes de la mayoría en Capitol Hill estudiaban planes de contingencia para poder ignorar la voz de las urnas de Massachusetts. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ya advirtió que al margen de cualquier voluntad popular, «tendremos reforma sanitaria por una vía o por otra». Como muy bien ha sentenciado editorialmente The Wall Street Journal «Verdaderamente, algunos políticos son tan obtusos como lo parecen».

Pelosi y sus colaboradores tienen tres planes para capear el temporal. Uno es convertir a Scott Brown en Leire Pajín y al Senado de Estados Unidos en las Cortes Valencianas. Y demorar la recepción de sus credenciales hasta que se haya votado la reforma sin que los republicanos tengan 41 senadores. Hasta los más radicales en el partido saben que ese desprecio a la voluntad popular crearía problemas a medio plazo. Obama ya se ha manifestado en contra, pero Harry Reid, jefe de la mayoría demócrata, sigue en ello. Otra alternativa es recurrir al proceso de conciliación de los textos y dar la batalla ahí, pero eso prolongaría esta cuestión durante meses. Y esta alternativa, ética y políticamente impecable, es de alto riesgo para Obama. Hay muchos demócratas que votaron por la reforma sabiendo de su impopularidad. Y ellos son los que en noviembre tienen que ser reelegidos en distritos en los que tienen ventaja marginal. Y esos demócratas sí que prestaran atención al pueblo de Massachusetts por muy lejos que esté de su circunscripción electoral. Hay también una tercera opción, aún más complicada: que la Cámara de Representantes ratifique el texto aprobado por el Senado en Nochebuena sin alterarle una coma. Así, se tragarían todas las enmiendas que ellos negociaron, pero el Senado no podría volver a votarla. Las posibilidades de que eso ocurra parecen escasas.

Massachussetts ha puesto de manifiesto una crisis de gran calado. Las elecciones de mitad de mandato suelen ser el termómetro político que diagnostica la salud del presidente. Pero este año ha habido toma de temperatura diez meses antes de lo habitual y el resultado es que al presidente con la mayor votación de la historia de los Estados Unidos le urge internamiento en la unidad de cuidados intensivos. El sentido común indica que los demócratas debieran reconocer qué mal entendieron la victoria de 2008. El mandato entonces fue el de sacar la economía de la crisis. Y en lugar de eso, lo que estamos viendo es cómo se resucitan las utopías izquierdistas de la década de 1960.

Utopías que son tan caras a la dinastía Kennedy, pertenenciente a la clase más elitista, de la ciudad más cosmopolita, del Estado de factura más europea de toda la Unión. El pasado miércoles el conductor de un importante espacio de la radio pública española afirmaba que Obama había perdido el «escaño del pueblo». Los Kennedy... ¿el pueblo? Después de su batalla contra la reforma sanitaria, la frase de mayor éxito en la campaña de Brown fue la que espetó a Coakley en un debate televisivo. Ante la disputa por el escaño que había sido del clan Kennedy desde que John se lo ganó a Henry Cabot Lodge en 1952 Brown sentenció: «Este escaño no es de los Kennedy. Este escaño pertenece al pueblo de Massachusetts».

Quince años después del «Boston Tea Party», Thomas Jefferson estaba en Europa como enviado del Congreso de los Estados Unidos. El 8 de enero de 1789 escribía a Richard Price, el célebre moralista, economista y pastor calvinista galés. «Para mí es una nueva prueba de consuelo que allí donde el pueblo está bien informado, se le puede confiar su propio gobierno; y que cuando quiera que las cosas se hagan tan mal como para llamar su atención, se puede estar seguro de que [el pueblo] las corregirá». Un mes después, el 4 de febrero, George Washington era elegido el primer presidente de los Estados Unidos. Y en 1800 Jefferson sería el tercer presidente de la gran república norteamericana, que sigue fiel a la visión de aquel redactor de la Declaración de Independencia de 1776.



OBAMA... "READY TO FIGHT"

Si esos tipos quieren pelea, ...la tendrán. Por si había alguna duda, quien habla desde el atril es el Presidente USA. No es John Wayne.

¿Que bancos van a ser considerados "...too big..."?.


miércoles, 20 de enero de 2010

UN AÑO EN LA VIDA DE BARACK OBAMA

Articulo de JAVIER RUPEREZ, publicado en la Tercera de ABC, 20-1-10

Llegó Obama a la presidencia con un poderoso aroma: su esperada capacidad para cambiar el mundo circundante. Un año después de aquel glorioso 20 de enero, bajo en las encuestas, mordido por la realidad, enfrentado con otras parcelas de poder, el presidente americano corre el riego de ser percibido como un dios menor, uno más en la lista de los que todo lo quisieron antes de aprender el amargo trago del pactismo posibilista.

Era larga y compleja la lista de la herencia: una de las peores situaciones económicas desde la gran depresión de los 30, dos guerras, Guantánamo, un reducido prestigio internacional, una urgente necesidad de aplacar enemigos y renovar las alianzas con los amigos. Como larga y compleja era la agenda propia, nunca suficientemente explicitada a lo largo de la campaña electoral pero que se adivinaba en la inspiración tradicional de la izquierda americana: la extensión de los beneficios de la cobertura sanitaria, la protección y defensa del medio ambiente, la subida de impuestos para financiar los programas federales, la revisión de las leyes inmigratorias, actitudes comprensivas frente al aborto y al matrimonio de los homosexuales, por ejemplo. Incluyendo además la promesa de unificar en torno a su persona las voluntades de los contrarios -promesa que no deja de hacer ninguno de los candidatos exitosos a la Casa Blanca- y contando con la postración evidente del Partido Republicano y de sus representantes. Con las dos Cámaras sólidamente ancladas en mayorías demócratas nada parecía poder oponerse a las voluntades de renovación del primer presidente negro en la historia de los Estados Unidos.
Su gran pieza doméstica, la reforma sanitaria, que quiere cumplir dos loables objetivos -ampliar la cobertura a todos aquellos de los que de ella ahora carecen y reducir los gastos de todo el sistema- ha visto sus impulsos maximalistas recortados en el Senado y seguramente lo será todavía más en el compromiso inevitable con el texto de la Cámara de Representantes. Pero, salvo descarrilamiento de última hora, habrá texto. Esta Casa Blanca opina que el peor texto es el que no existe o, dicho de otra manera, mejor un mal texto que ninguno. Es tanto el esfuerzo personal y el capital político invertidos en el empeño que cualquier otra salida sería contraproducente cuando el tema ha sido deliberadamente ofrecido -y su calado así lo justifica- como uno de los grandes cambios para la sociedad americana, sólo comparable a los programas sociales de la época Roosevelt. Con todo, son muchos los americanos que no comprenden el alcance de la compleja reforma -más de dos mil páginas de texto-, otros muchos que temen perder lo que ya tienen y no pocas las empresas sanitarias que, por multitud de opuestas razones, no están en la onda Obama. Y no queda mucho tiempo para finalizar el trabajo: es 2010 año electoral en las dos Cámaras, ya no hay lugar para experimentos, varios conspicuos demócratas-senadores y algún gobernador han decidido retirase ante la incertidumbre de los resultados y aquellos que salen a reelección temen que el coste de la reforma sanitaria acabe con sus esperanzas políticas.

Desde el mismo momento de su toma de posesión Barack Obama ha querido distanciarse, y hacerlo ostensiblemente, de una política exterior que él y los suyos consideran marcada por la confrontación, fuente de descrédito, y elemento de querella entre propios y extraños. De esa convicción provenían las correspondientes líneas programáticas: mano tendida, diálogo incluso con los enemigos, reevaluación de las guerras en Irak y en Afganistán, cierre de Guantánamo, reivindicación de la tradición humanista de los Estados Unidos, reconsideración de la «guerra contra el terror» de los tiempos de su antecesor.(El mismo término «terrorismo» parecía haber desaparecido del vocabulario de los representantes de la administración algunos de los cuales le dedicaban piruetas conceptuales: según Janet Napolitano, la secretaria de Seguridad Doméstica, debía ser denominado «desastre causado por mano del hombre»). Un programa que, apenas esbozado, recibía de manera sorprendente el respaldo del premio Nobel de la Paz.
Pero transcurrido un año, cuando las deficiencias ya no pueden cargarse a la herencia recibida, la realidad impone rebajas a las buenas intenciones: los mejores deseos no han movido un ápice a los iraníes en sus proyectos nuclearizadores ni a los coreanos del norte en sus obligaciones desnuclearizadoras; Guantánamo no se puede cerrar porque el neo-terrorismo tiene ahora,después del susto de la Navidad, firma yemení y de ese origen son la mayoría de los todavía enclaustrados en la base cubana; la mala guerra de Irak parece ir teniendo un final casi feliz y la buena guerra de Afganistán, que ya está recibiendo un importante aumento de tropas americanas, sigue costando sangre sudor y lágrimas; Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros de parecido o similar pelaje dicen seguir abominando de la opresión imperialista, utilizando para con Obama epítetos que la decencia impide reproducir; Rusia recibe trato de favor a costa de las incertidumbres de los antiguos satélites pero juega con el viejo dictum soviético: lo mío es mío y lo tuyo negociable; Copenhague, sede de una dudosa victoria medio ambiental, fue el lugar donde el presidente chino jugó al ratón y al gato con el presidente americano; y el Dalai Lama no ha sido todavía invitado a visitar la Casa Blanca.
El mejor Obama es de Oslo, el del discurso de aceptación del Nobel, el que defiende al país que ha dotado de seguridad al resto del mundo desde hace sesenta años, el que reconoce que su trayectoria no merece el premio, el que reivindica la historia constitucional, política y popular de su nación. Es esa la esquina de la realidad que parece definitivamente doblar quien llegó a Washington tan cargado de imaginaciones. Y el mejor Obama será, se lo dicen sus propios compatriotas, el que consiga que el diez por ciento de sus conciudadanos que en este momento se encuentran en paro encuentren de nuevo trabajo. Esa es la urgencia de las cosas. Porque como hace poco escribía en el New York Times Ross Douthat, «si la presidencia de Obama tiene éxito, constituirá la prueba de lo que puede conseguir una ideología templada por el institucionalismo. Pero su aproximación política le sitúa en el constante peligro de alienar al centro y a la izquierda, considerado por los independientes como un partidario de los impuestos y del gasto y despreciado por los liberales como un traidor».

Seguro que el propio Obama considera este su primer año, siguiendo sus propias expresiones, un «teachable moment», una instructiva experiencia. Que acierte, dicen todos. Aunque sea como dios menor.

DEAD MAN WALKING: CAMERON vs BROWN

Fantástica intervención parlamentaria de Cameron frente a un Primer Ministro desorientado por completo. Una pieza notable del mejor parlamentarismo británico sugerida por el doctor Cuenca.